SUTWYKE (2023)
Formados a finales del pasado milenio, con un período de silencio de unos siete años y reformados hace cosa de década y media, los ingleses nos entregan su octavo álbum. Ocho nuevos temas que de alguna manera siguen la mejor de las tradiciones del sonido ofrecido por la banda a lo largo de su trayectoria que a grosso modo puede encuadrarse dentro del black con elementos melódicos. Tanto el nombre del banda, como el contenido de sus letras, esta rodeado de un aura de fantasía que de alguna forma logra trasmitirse también en el plano musical, sobre todo por el trabajo realizado en cuanto a ambientación. La música no tiene un ritmo elevado en exceso, pasajes muchas veces construidos entorno a unas guitarras que logran sonar limpias, con un tono agresivo y oscuro en segundo plano, van poblando la mayoría de las composiciones, en torno a las cueles un entramado de sintetizadores y teclados, todo ello cohesionado de forma sólida, encontrando un equilibro necesario entre un black de corte melódico clásico y elementos que pueden ser descritos como cercanos a lo sinfónico. Todo ellos se ve rodeado de un buen trabajo a la hora de elaborar una atmósfera oscura, lúgubre, inquietante por momentos, que se va colando por el grueso de las composiciones, ofreciendo un acertado equilibrio entre las partes más directas de su sonido y las más ambientales. El trabajo a las voces se muestra también muy definido, ofreciendo tanto un carácter limpio y profundo a veces, que contrasta claramente con otras partes mucho más rugosas y densas. A todo ello tenemos que añadir cierto regusto a sonido clásico que nos acompaña a lo largo de todas las composiciones, bastante logrado cuando los temas se muestran más profundos y densos, aunque el ritmo a veces excesivamente contemplativo no acabe de cuajar en un tono del todo épico. (8.2)
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